XXV

De nuevo en mi refugio. Ahora que ha vuelto la tranquilidad, puedo volver a enterrarme entre mis libros. Puedo volver a estudiar la fragilidad del cuerpo humano e investigar la forma de eliminar sus puntos débiles. a99ffcdc9478dc33d27d98b15efb46eeMi primer experimento ha salido a la perfección. El hechizo que le realicé a Krugen para transformarlo en El Verdugo es de mi propia cosecha. Estuve experimentando con ratas y cuervos, pero los cuerpos de esos animales eran demasiado pequeños y frágiles como para contener en su interior tanto poder. Era necesario un recipiente mucho más fuerte y grande. Y cuando Krugen intentó su primer ataque, lo supe. Él era el indicado. Era fuerte, grande, hábil. Me hace gracia. Aquel que tanto había deseado deshacerse de mí ha terminado sirviéndome. Realmente tan solo necesitaba su cuerpo, su alma fue calcinada en el proceso de transformación. Ahora tengo un vigilante más fuerte para mí. Quizá sea hora de prepararse para avanzar un poco más. Al sur. Mi reino linda con un poderoso reino al que conseguí arrebatar algunos terrenos hasta el punto de dejar su capital justo al borde de la frontera. ¿Qué decís? ¿Nos divertimos un poco y atacamos una capital?


Hora de decidir. El siguiente movimiento de Mukhne se decidirá a través de vuestros votos. Podéis dejar vuestro comentario bajo esta mísma entrada, en la publicación de Facebook de la página «La Cueva de la Sangre» o en twitter con el hastag #LCDLSXXV. La pregunta en ésta ocasión es la siguiente: ¿Atacar la capital de un reino al sur del territorio de Mukhne? Tenemos estas cuatro opciones:

  1. Atacar con todas las fuerzas sin dejar supervivientes para demostrar quien manda.
  2. Atacar con pequeñas escaramuzas para ir metiendo miedo.
  3. Atacar pero dejando vivos a aquellos que puedan ser útiles para Mukhne para sus experimentos.
  4. No molestarles, si eso enviarles un mensaje de advertencia en forma de alguna pequeña escaramuza.

©Imagen

Un comentario en “XXV

  1. Otra vez tarde.
    Pero no me importa.

    Me encanta la opción 4. Me encanta imaginar a un rey, leyendo un mensaje de «te ha tocado», cuando ya ha perdido tierras y sabe a lo que se enfrenta.

    A veces la espera del final es más tétrica que el propio final.

    Creo que es un buen momento para estrenar al Verdugo.

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