Es hora de comenzar mi nuevo proyecto. Con el cuerpo del jinete tendido en el suelo me arrodillo y me quito los guantes. Se los quito a él también y le pongo las manos sobre la armadura. Así tiene cierto encanto terrorífico. Tan en calma tras la muerte, pero sin cabeza le hace tener algo realmente interesante.
Saco de mi bolsa una botellita que contiene un líquido rojo. No suelo realizar mezclas ya que no se me dan realmente bien, pero ésta la hizo mi maestro y me la regaló pocos días antes de morir y la guardaba para una ocasión especial. Y esa ocasión ha llegado.
Debería de introducirse en la boca del cadáver, pero en ésta situación esa parte del cuerpo no existe, por lo que me decido a incorporar un poco el torso y echarlo en la herida del cuello cercenado. Lo vierto todo excepto unas últimas gotas, que me echo en las manos, las froto, y las uno a las del cadáver ya frío. Pronto un calor emana del líquido y las venas del cuerpo empiezan a marcarse en un color azul , que junto a su tono de piel cenizo le deja un aspecto horrible.
Interesante.