Se tapaba los oídos con fuerza, encogido en un rincón entre unas rocas, apretando los ojos por el dolor que el fuerte sonido le provocaba. Había perdido el sentido del tiempo y no sabía si aquella vibración duraba minutos o horas.
Sintió como se le empezaba a ir la cabeza, haciendo que se tambalease y terminase cayendo al suelo. Pero de pronto, el ruido terminó.
La criatura, tirada en el suelo y con los ojos aún cerrados, se aparta lentamente las manos de las orejas. Todo está en silencio por fin. Intenta abrir los ojos, pero todo da vueltas y no es capaz de enfocar la vista. Todo está borroso pero parece que en calma a su alrededor. Decide quedarse un momento tumbado hasta que todo vuelva a estabilizarse.
Pero algo se mueve cerca de él. La criatura abre un poco los ojos y ve como algo sale de la tierra. No es capaz de ver claramente, pero algo grande está saliendo del suelo, apartando la tierra y las rocas que tiene encima y se levanta torpemente. Cuando está levantado, entre gruñidos, mira a su alrededor. Él no quiere moverse, pues teme que si el monstruo le detecta, pueda atacarle y apenas tiene capacidad para defenderse.
Finalmente el monstruo se aleja arrastrando los pies lentamente. La pequeña criatura se queda encogida en el suelo, viendo por fin claramente al monstruo que se aleja. Es un cadáver de algún humano muerto hace tiempo que acude a la invocación de alguien muy poderoso.
Y en aquel lugar sólo puede tratarse de ella.